El
Ferroaficionado.
Por: Ricardo Hernández Lecanda.
No quiero sonar pretencioso, pero creo ser el responsable de que el término “ferroaficionado” se utilice con tanta frecuencia por lo menos en México. Y tal ves incluso y, no por ello quiero que se me identifique como un petulante engreído, también sea su creador, por lo menos en nuestro país.
La razón es una muy sencilla, creí necesario buscar una palabra clara, corta, que dijera mucho en pocas letras y que englobara, la idea integral de lo que significa ser un “aficionado al ferrocarril”. Tal vez algunos y, con cierta razón, me culpen de plagiar este término de la lengua inglesa y simplemente, de la que podría pensarse hice una traducción casi literal del mismo “railfan”. Sin embargo y, si así fuera, tal textualidad debería resumirse en “ferrofan”. Pero no quiero meterme en lingüística sino más bien, en lo que creo que a todos nos interesa, describir al “aficionado al ferrocarril”.
Para mucha gente, el ver o conocer a alguien a quien le interesa el ferrocarril resulta “raro”, tal vez “fuera de lo normal”, “infantil”, “loco”, pero no deben extrañarse. El aficionado al ferrocarril es una persona normal. Un ente lleno de curiosidad, que se entrega de una u otra forma al estudio de un medio de transporte que hoy por hoy, es uno de los más importantes en el mundo. Sí, tal vez inicia su “gusto” por el ferrocarril en etapas muy tempranas de su vida. Y creo que a la gran mayoría nos ha sucedido así. En efecto, a partir de que comenzamos a tomar conciencia incluso como niños, tal vez recordemos que uno de nuestros primeros juguetes fue “un tren”. Sin embargo, ese gusto y fascinación por el “simple tren”, puede llegar a modificarse hasta transformarse en el adolescente o joven, en algo más. Entonces, uno comienza a interesarse en como funciona, de que partes está integrado el ferrocarril, cual es su equipo, como opera una locomotora y muchas otras cosas más que con el tiempo, llegan a convertir en el simple “aficionado” al ferrocarril, en un verdadero experto.
Este es el punto que más me agrada. Sí, muy poca gente presta atención a lo que un verdadero “ferroaficionado” es. Debido a su “gusto” por el ferrocarril, el ferroaficionado comienza a exigirse más. Ya no le es suficiente con tener su tren a escala. Empieza a interesarse no más por un óvalo en el cual correr su tren. Surgen en su mente imágenes que ha vivido que quiere, de alguna manera, “re-crear” a escala en una “maqueta”. Entonces, el “tren” de poca calidad se le hace “poca cosa” y busca que sus modelos a escala tanto de locomotoras y equipo de arrastre, se vean más reales y que operen más “apegados a la realidad”. Este es el momento en que el “ferroaficionado” se convierte en un verdadero “Investigador”. Comienza a coleccionar fotografías, se interesa por distinguir los distintos tipos de locomotoras, diferentes tipos de carros y hasta sus categorías. Para él o ella, ya no es lo mismo una locomotora de vapor que una diesel-eléctrica. Sabe a que época corresponde cada una y hasta puede distinguir el tipo de servicio para el que fue construida. Más allá de ello, en nuestro país, ya no nos conformamos con ver nuestros trenes a escala, de mejor calidad, en colores extranjeros. Y entonces, nos invade una terrible añoranza y desesperación por que nuestro equipo (locomotoras, carros y coches), luzcan orgullosamente los colores de nuestros muy mexicanos ferrocarriles. Esto nos lleva a otro nivel.
Ahora el ferroaficionado, habido por lucir los colores de nuestros ferrocarriles, fotografía, toma muestras, analiza, se fija en el detalle y quiere reproducir a escala casi perfecta, lo que tenemos en México. Es cuando el ferroaficionado hace gala de conocimientos sin par. Se percata que no existe una sola compañía o empresa ferroviaria. De la variedad de la que es testigo, comienza a mostrar sus preferencias. Sabe que en el pasado, no hace mucho, existieron los Ferrocarriles Nacionales de México. Tal vez ya sepa que esta empresa fue la heredera de la fusión de dos ferrocarriles todavía más antiguos, el Ferrocarril Central Mexicano y el Ferrocarril Nacional Mexicano. Y entonces, con propiedad podrá decir que el primer ferrocarril en México, como tal, sería el Ferrocarril Mexicano. Quien vive en el Sonora o Sinaloa, sentirá más atracción por el Ferrocarril del Pacífico. El que vive en Yucatán, por el del Sureste, quien vive en Mexicali, se mostrará orgulloso al presentarnos su equipo, pintado con los colores del Ferrocarril Sonora Baja-California y así, poco a poco, se irá integrando a preferencias que serán marcadas tan solo por la época y el lugar.
Pero no solo eso, sabrá que las locomotoras tipo Alco, fueron las favoritas de la División Mexicano y también podrá decir que fueron mayoría en el Ferrocarril del Pacífico. Jamás se le ocurrirá pintar o decorar una GP38-2 con los colores del FCP. Sin embargo, sabrá a cambio que este ferrocarril, sería el único en México que contaría con M420TR. Y sí, sabrá que solo los Nacionales de México fueron los únicos en poseer SW-1504, orgullosas predecesoras de otra famosa locomotora como la MP-15, que fuera un éxito en el mercado estadounidense.
Sí, nos podrá corregir cuando nos diga que nunca una General Electric Super7-R o Super7-N o Incluso, una Super7-MP vistieron los orgullosos colores Naranja-Verde de los Nacionales de México. Así como nos podrá decir que las primeras S-2 y S-4 o RS-1, vistieron en su debut, lúgubres “casacas” negras, en señal de respeto luto en honor de las moribundas locomotoras de vapor, a las que sin piedad, robaran su lugar.
El ferroaficionado suspirará ante los sonidos grabados y ya desaparecidos del “resoplar” de las “negras”, como se les llamaba de cariño a las máquinas de vapor. A muchos, se nos pondrá la carne “chinita” tan solo al escuchar los turboalimentadores de los potentes motores 645 de una SD40-2. Comenzaremos un viaje imaginario tan solo con oler el aroma “dulzor” característico de las zapatas de freno y lo más seguro, nos provocará un sobresalto de felicidad escuchar, aunque sea a lo lejos, el silbato de una locomotora que se aleja.
Sí, no puedo describirlo de otra manera. El ferroaficionado aprende a distinguir distritos, divisiones, rutas y todo lo relacionado con ellas. Se informa, aprende, enriquece su conocimiento y busca desesperadamente compartir lo que sabe en un mundo a veces muy cruel, que no entiende su inquietud.
No puedo entender como es posible aceptar a filatelistas, coleccionistas de cualesquier cosa y sin embargo, el ferroaficionado, es visto con desdén. Aaaahhhhh……….., pero para ser “filatelista” o coleccionista en “numismática”, o fotógrafo “amateur”, “se requiere tener conocimiento,………se requiere estudiar………….se requiere ser minucioso. ¿Pues que diferencia existe con un ferroaficionado? Bueno, por supuesto que no podemos como el filatelista o el numismático o el fotógrafo, coleccionar locomotoras o carros de ferrocarril reales ¿verdad? Es imposible.
Es por ello que el ferromodelismo se convierte, para el ferroaficionado en la opción más adecuada y accesible. Y ello no implica que no exista el mismo compromiso, seriedad, responsabilidad y respeto que el ejercido por los aficionados a otras cosas.
Entonces el ferroaficionado se convierte en un “museógrafo”. Comienza a coleccionar cosas que muy pronto ya no existirán. Clavos de vía, lámparas de señales, horarios, reglamentos, guantes, relojes, luces de bengala, petardos, telegrafonos, telégrafos y muchas, muchas piezas más que formaron parte de la tradición y profesión ferrocarrilera. Hoy, muchos de los ferroaficionados tienen colecciones impresionantes de material ferroviario. Tienen libros, fotografías, película, transparencias, documentos y otras cosas más que incluso en los museos ferroviarios, brillan por su ausencia. Y es que el ferroaficionado “atesora” dichos bienes, como preciosas joyas que nadie más quiso.
Sin embargo, he aquí el compromiso. Es entonces cuando el ferroaficionado debe aceptar su rol importante como preservador de la cultura. Debe buscar la calidad en la información que posee y sobre todo, estudiar y aprender con humildad y sencillez. Yo creo que el Ferroaficionado se ha convertido en el moderno “juglar” quien mediante lo que escucha y aprende, debe continuar con la tradición, cultura y admiración no solo del ferrocarril, sino de su gente.
Sí, ese es el reto y compromiso que debemos enfrentar los verdaderos ferroaficionados. Buscar la calidad en nuestro conocimiento pero al mismo tiempo, debemos aprender a ser pacientes, humildes y con mucho espíritu de servicio, a favor de nuestra comunidad. Debemos convertirnos en portadores “confiables” de cultura. Pero lo debemos buscar de una forma sencilla y sin arrogancia. No es correcto tratar a la demás gente como ignorantes. Eso también nos pone en una situación de crítica desfavorable. Por el contrario, busquemos que si por lo menos la gente no se interese como nosotros en el ferrocarril, si nos respete por lo que sabemos y “como” lo sabemos. Somos “estudiosos” “historiadores” que buscamos el reconocimiento de los demás, pero a través de esfuerzo y labores sociales y culturales.
Aprendamos a compartir nuestros conocimientos y experiencias. Sintámonos orgullosos de lo que sabemos, por que tenemos muy buenos motivos para ello. Pero esto solo lo lograremos con un verdadero por nosotros mismos y lo que hacemos.
Apoyemos labores culturales como convenciones, pláticas, exposiciones y demás actividades que nos pongan en un lugar privilegiado de participación, en beneficio de la comunidad. Busquemos también la forma de participar activamente, de la manera que lo permitan las instituciones y las leyes con nuestros museos ferroviarios así como en la labor de preservación. Ubiquemos piezas importantes que engalanen e incrementen el valor cultural de nuestros museos.
Espero con estas palabras dar una idea de lo que es y significa ser un “Ferroaficionado”. Quiero asimismo rendir tributo a cientos y cientos de Ferroaficionados que buscamos sinceramente cumplir con nuestro compromiso cultural y al mismo tiempo, exhortar a quienes se mantienen aún en el anonimato, a reconocer con gusto su afición. También, quiero rendir muy humilde tributo a quienes hacen posible que nosotros, los “ferroaficionados” existamos. Y me refiero a verdaderos ferrocarrileros que nos han profesado si incondicional amistad, paciencia y sabiduría, a través de su comprensión y apoyo.
Este sitio en el Internet ha sido creado con esos fines:
- difundir la cultura ferroviaria,
- exhortar a los demás ferroaficionados a tomar con seriedad, respeto y compromiso, la afición al ferrocarril, impulsándolos a compartir de manera generosa y desinteresada sus conocimientos y,
- agradecer el cariño, paciencia y amistad incondicionales, profesadas por nuestros amigos ferrocarrileros.
La lista que a continuación se presenta, es un humilde reconocimiento a verdaderos ferroaficionados comprometidos con la cultura ferroviaria y gracias a los cuales, se nutre día con día el sitio hermano en el Internet http://groups.msn.com/ferrocarrilesmexicanos. A todos ustedes mis amigos y compañeros, mil gracias.
